sábado, 21 de julio de 2007

Mi curiosidad por la Ciencia

En mis años de la infancia me entusiasmaban todos los temas científicos, mi ansia era saber cómo funcionaban las cosas y la verdad es que aunque he avanzado bastante en ese conocimiento también he aprendido a saber que hay cosas que no se conoce cómo funcionan y otras cosa en las que lo mejor es tener fe. Así como la Mecánica Popular era una de mis referencias, que me nutría de información novedosa, seguramente por la compra en mi familia de alguna de aquellas enciclopedias por metros, un día apareció en mi casa una colección de libros que hizo aumentar mi conocimiento de forma sustancial.

La colección se llamaba "La Ciencia Moderna" y era no el va a más. Temas de Medicina, Electrónica, Aviación, Oftalmología, Microbiología, Meteorología, Energía atómica, y otros. Y todo contado de una forma bastante asequible para un chico de mi edad. Casi todos los libros me entusiasmaron pero había algunos que además te enseñaban a construir artilugios, algo a lo que yo era bastante aficionado.
El dedicado a la Meteorología, que se llamaba "El Tiempo y cómo se predice", te explicaba como se construían de forma casera diversos aparatos. Así que en poco tiempo tenía en mi casa un pequeña estación meteorológica. Uno de ellos era el higrómetro de cabello, del que añado unas páginas para que se vea el formato que se utilizaba en la colección.


Las portadas de los libros a mi me encantaban, y me parecían muy originales, muy
impactantes: en negro absoluto y con un dibujo en color plata, una lupa, un átomo, o un cohete, según el tema. Eran preciosos, sobre todo el que tenía una huella dactilar.

La verdad es que en eso de cómo funcionan las cosas todavía tengo bastante gusanillo y cuando sale algo nuevo quiero entenderlo. Lo que pasa que ahora tengo más fuentes de información que aquellos libro de mi colección de la Ciencia Moderna, que todavía conservo, o las Mecánicas Populares, y entre otras cosas ahora, desde luego, uso Internet.

domingo, 15 de julio de 2007

Chez Vincent, y el mundo gira

Chez Vincent es un restaurante típico de la zona centro de Bruselas, se come normal y es muy bonito. Tiene unos murales de ambiente marino realizado con azulejos, y algo muy curioso, se entra por la nevera, que hace de escaparate y luego se pasa por la cocina, antes de pasar al comedor. Algo distinto.


Pero una de las últimas veces que fui por allí, al ir al baño, tiro de la cadena y observo cómo la tapa de la taza del water gira. Me quedo asombrado y pienso que nadie me lo va a creer, pero menos mal que llevaba la cámara. Así que tiro de nuevo de la cadena y grabo la escena. La calidad no es muy buena, pero hay que verlo para creerlo.

sábado, 14 de julio de 2007

Mis plantas, mi jardín. Un sistema natural.

Cuando hace unos años comencé a construir mi jardín no tenía más que una vaga idea de plantas en general, pero el reto de rellenar el espacio me llevó a una continua búsqueda de diferentes arbustos y árboles para plantar. Me leí muchos libros y todos los fines de semana incorporaba nuevas plantas al jardín. Al final llegué a componer un sistema vivo en el que hay muchas especies, tal vez más de las que se aconsejan en los típicos libros de jardinería, y donde aunque con un cierto orden, parece un entorno natural cercano a un bosque.
Ahora conozco muchas plantas, incluso sus nombres científicos y todavía me supone un gran placer el cuidarlas, poner alguna nueva, aunque eso es difícil porque el espacio ya esta muy saturado, y desde luego el trabajo, el esfuerzo físico de limpiar. Podar o abonar me sirve de ejercicio, como si de un deporte se tratase.

Aquí tengo un álbum con algunas de mis plantas:
Mis plantas

domingo, 8 de julio de 2007

La Alhambra y las 7 nuevas maravillas del mundo

La Alhambra no ha salido en lo de las 7 nuevas maravillas del mundo.

Y qué?. Para maravillas, estas 7:



Para ver más fotos mías de la Alhambra, tengo un albúm.

Para saber más sobre la clave de la elección de las 7 nuevas maravillas, lo mejor es ver el blog de Chimo Soler y su análisis al respecto.

sábado, 7 de julio de 2007

Hoy es 7-7-07, la casualidad de los números

Hoy es 7 del 7 del 2007. Y yo vivo en un número 34 cuyas cifras sumadas dan 7.

Esto de los números no es que me obsesione, pero tiene gracia:

Mi Seat 600 ("El Gerardito") tenía de matrícula tres cincos, tres cinco tres, o sea: M-555 353. Y algo curioso que me sucedió hace muchos años: estoy en una cafetería de Barruelo de Santullán y un amigo que entra me dice que salga a la calle a ver el coche que está al lado del mío. Tremendo!: un Seat 850, también de color blanco, aparcado justo al lado del Gerardito, y con la misma matrícula: 555 353, pero de Barcelona.

Cuando vivía con mis padres y me cambiaron el número de teléfono vi que en realidad era: dos años antes de nacer yo, dos años después de nacer yo, y el número de mi casa al revés. Y el número de Fernando, un amigo que vivía cerca, se podía obtener elevando al cuadrado los dígitos de mi nuevo número, que sólo generasen al hacer la operación una única cifra.

Claro que estas cosas provocan algunos problemillas: mi número de teléfono fijo actual es de fantasía, con seises, cincos y cuatros en progesión aritmética descendente, y ya me ha sucedido dos veces que algún informático cuando hace una programa y tiene que meter un número de teléfono al azar para hacer alguna prueba, pone el mío. Y luego se lo deja metido!.

Todos los días hay un fax de una telefónica que me llama a las 6 de la mañana (hemos tenido que poner un cortafuegos) tres veces. El año pasado tuve que sufrir cerca de 2000 llamadas de todas las sucursales de España de un banco porque habían metido mi número como teléfono de contacto de las solicitudes de tarjetas de crédito de una campaña. Alucinante!. Como no me hacían ni caso tuve que atacar con todas mis armas. Si ponías en Google "BancoX problemas", salía mi caso. Hasta en el Ciberpaís lo publicaron. Al final me pidieron disculpas y me recompensaron con un viaje a ver los Mundiales de Alemania.

Casi mi pueblo: Barruelo de Santullán


No soy del mismo Barruelo de Santullán, pero es el pueblo donde nacieron mis padres y donde mi mujer, mis hijos y yo vamos todos los años, a pasar unos días o unas largas vacaciones. Barruelo es un pueblo ex-minero del norte de Palencia, muy cerca de Cantabria en un triángulo entre Aguilar de Campoo, Reinosa y Cervera de Pisuerga, con un entorno de bosques, ríos, pantanos, y un románico magnífico.

Aunque está rodeado de bosques, el que está por encima del pueblo, hacia Brañosera, es La Pedrosa. Frondoso, con encinas y hayas, y con el río Rubagón que lo atraviesa, es una maravilla. Los Pilones, donde todo el mundo se hacía la foto en esas "cataratas", en plan Tarzán, el punto culminante de la caminata.

Claro, que si nos atrevemos a ir hasta El Torreón, la cima del Valdecebollas (2137m), o hasta la Cueva del Cobre, donde nace el Pisuerga, tendremos una gran recompensa.


El Románico de la zona norte de Palencia es impresionante, pero las iglesias o monasterios están bastante escondidos y conviene disponer de alguna guía de papel o en Internet.

Aquí se puede ver mi álbum de fotos del Románico o más fotos de Barruelo y sus alrededores.

Lo que también aconsejo totalmente es visitar el wiki de mi colega y amigo Josu Aramberri sobre Arija, pueblo en el borde del Pantano del Ebro, cercano a Barruelo.

domingo, 1 de julio de 2007

Mecánica Popular: Control aéreo

Continuando la revisión de revistas antiguas de Mecánica Popular para digitalizar algunas cosas me he encontrado con un artículo sobre control aéreo de febrero de 1959. Estoy seguro de que a mi amigo Gabriel le va a gustar. En la portada se ve el sistema de fichas que yo vi en el control de Madrid hace ya bastantes años (sobre el 1974). Seguirán existiendo?. Creo que cuando un avión aterrizaba el controlador tiraba la ficha a la papelera, aunque luego el soporte lo reciclaban, claro. Tenía su gracia, pero supongo que ahora estará todo digitalizado.




La Casa de Aida, comida peruana en Madrid


Es un sitio modesto, pero se come maravillosamente. La primera vez fui porque me lo recomendó una compañera peruana, me dijo que había otros restaurantes peruanos que estaban bien en Madrid, pero que este era como más auténtico, al que iba ella. Sin duda, llevo ya tres veces y siempre todo está magnífico. La yuca frita, el ají de gallina, el ceviche y los postres, todo hecho en el momento, con mucho cariño y con un sabor supercasero. Aida a la cocina y su hija sirviendo en las mesas, hay que dejarse aconsejar, te proporcionan una comida realmente peruana, en Madrid.
Está cerca de Ventas, en Sancho Dávila, 19. Tlf: 91 355 01 08.

Bueno, y el pisco sour. Es lo más caro pero está buenísimo.